domingo, 18 de marzo de 2012

ORFEO Y EURÍDICE

Orfeo era hijo de Calíope, musa y de Apolo y, por lo tanto , nieto de Zeus.
Poseía el don de la poesía y de la música, por lo que se convirtió en el músico más extraordinario de todos los mortales y con su canto, deleitaba a todas las criaturas de la naturaleza.

Se enamoró de Eurídice, una bella ninfa de los valles de Tracia y se casó con ella.

Una serpiente venenosa mordió a Eurídice, en su intento de escapar de Aristeo, que intentaba poseerla ; así pues dejando escapar un grito de su garganta cayó herida de muerte.

Orfeo, trató inútilmente de ayudarla, pero ya era tarde ; el veneno se había esparcido por todo el cuerpo, al poco tiempo murió en sus brazos.

Orfe no pudo recuperarse de su profunda pena y toda la naturaleza lo acompañó; las aves con sus agudos lamentos y los árboles emitiendo extraños y lúgubres sonidos con sus follajes.

Orfeo decidió bajar al Averno decidido a recuperar a su amada.

Acompañado por el barquero Caronte, atravesó la oscura laguna Estigia, que separaba el reino de los vivos del de los muertos.

Lo acompañaron en su travesía os macabros sonido de los fantasmas errantes.
Encontró los rostros de las Furias, y el perro Cancerero de tres cabezas y , los eñores de los muertos que se encontraban sentados en sus tronos.

Se postró a sus pies y tomando su lira comenzó a cantar una hermosa canción sobre su perdida amada.
Todos los presentes lloraron al compás de su triste canto y los reyes se apiadaron de él.

Eurídice fue llamda para que se presentara en el salón del trono y al encontrarse ambos amantes se abrazaron.

Plutón autorizó a Eurídice regresar al mundo de los vivos, pero con una condición , que Orfeo no girase su cabeza para mirarla en su viaje de regreso.
Orfeo, acompañado del barquero regresó por el mismo camino lúgubre que lo había conducido hasta el Averno.

Una vez afuera, Orfeo no pudo evitar darse la vuelta para comprobar si detrás de él venía Eurídice, sin recordar la condición impuesta por los reyes del Averno.

Ni bien sus ojos se posaron en el bello rostro de Eurídice, ésta le dijo adiós y desapareció para siempre.

Orfeo quiso seguirla pero no pudo.
Desalentado, subió hasta lo alto de una colína y allí comenzó a llorar desconsoladamente.

Se cuenta que, a raíz de la pérdida de su esposa, ya no quiso saber nada más de mujeres y decidió hacer de los hombres su elección. Esto no gustó a las Ménades, con las que en otros tiempos había retozado durante los ritos en honor a Baco.

Enloquecidas se abalanzaron sobre Orfeo y lo despedazaron entre odas, aunque dejaron intacta la cabez y su lira, que cayeron a un río , el Hebro, que las llevó hasta el mar mientras seguían sonando. Según algunos, la cabeza seguía pronunciando el nombre de EURÍCIDE.





Una de las canciones que tiene referencia con este mito es la siguiente : http://www.youtube.com/watch?v=ucrtIjYLeG8

EL REINO DE HADES

Para los griegos, los Infiernos no eran el lugar donde moraban aquellos que habían merecido un castigo para toda la eternidad , sino el lugar donde seridían todos los muertos. No todos iban al mismo sitio dentro de los Infiernos: los condenados iban a lo que era, digamos, el Infierno propiamente dicho, mientras que las almas nobles, disfrutaban de los placeres de los Campos Elíseos, una especie de paraíso cuajado de verdor.

En este reino se encontraba también el Tártaro , tenebroso lugar donde habían sido encerrados los Cíclopes y los Titanes. En este lugar estaban los condenados a sufrir torturas eternas.

Sobre este reino gobernaba Hades (hermano de Zeus). Fue la parte que le correspondió en el reparto del Universo cuando vencieron a Crono.
Hades era un dios oscuro, más bien poco sociable.

Para llegar hasta los Infiernos era necesario atravesar un brazo de la laguna Estigia. Eran recogidospor un barquero, Caronte , que les cruzaba hasta la orilla cobrándoles una moneda de oro. Por eso los griegos y romanos enterraban a sus muertos con una moneda dentro de la boca, que les serviría para pagar este pasaje.

Después de cruzar el río , aparecía la puerta. Se trataba de un portón custodiado por un terrible guardián : el Can Cerbero.

El recién llegado era juzgado por un tribunal de tres jueces o bien se le condenada a vagar en las tinieblas infernales, o bien , disfrutaba de una eterna primavera en los Campo Elíseos. Cerca del Tártaro solían vagar Furias.

También se hallaban aquí las Parcas, tres hermanas cuyo trabjo era en un rueca, ya que se encargaban de manejar los hilos del destino de los hombres.

                                           CAN CERBERO


                                            LAGUNA ESTIGIA


                                        INFIERNO

                                                     LAS TRES PARCAS

PÍRAMO Y TISBE

Píramo era el joven mas apuesto de Babilonia y Tisbe la doncella más hermosa. Vivían con sus padres en casa contiguas y la vecindad fue uniendo a los jóvenes hasta que la amistad se tornó en amor. Se querían pero sus padres no veían esta relación con buenos ojos. Por esto la pareja sólo podía verse a través de una grieta que había en el muro que separaba las dos casas.

Sin embargo, su paciencia tenía un límite. y este llegó el día en que juntos decidieron huir lejos:
Píramo : No podemos seguir así. Debemos irnos y vivir nuestras vidas. Viviremos siempre juntos . y nuestros padres no podrán oponerse a esto. Te espero esta noche en el sepulcro de Nino, a las afueras de la ciudad.

Tisbe: Me parece bien, cariño. Allí nos encontraremos.

A la hora acordada, Tisbe fue aquella noche al sepulcro, como había prometido a Píramo. Sin embargo, él no había llegado. De repente, un león apareció tras la morera y Tisbe huyó rápidamente. Se le cayó el pañuelo que llevaba en el cuello y el león lo destrozó, tiñiendolo de rojo.
Mientras, Píramo iba de camino a su cita con Tisbe. Trataba de imaginar lo felices que iban a ser los dos.

Cuando vio las huellas del león y el pañuelo de Tisbe en el suelo, lleno de sangre, se temió lo peor.
Creyó que su amada había muerto en las garras del león y recogió el velo y lo cubrió de besos y lágrimas.

Píramo :¿ Qué ha pasado? ¿ Donde estás Tisbe? ¿Como ha podido abandonarme ahora?

Pero Tisbe no lo oyó. Sen encontraba muy lejos. Píramo no podía imaginar la vida sin Tisbe. Estas fueron sus últimas palabras : " Una sola noche perderá a dos amantes, de los que ella ha sido más digna de una larga vida ; mi alma es culpable. Yo te he matado a ti. "
A continuación coge el velo de Tisbe y lo lleva consigo a la sombra del árbol convenido y dice : "¡ Recibe ahora también el sorbo de mi sangre !"
Píramo desesperado sacó la espada y se la clavó en el pecho.
La sangre brotó de la herida y tiño de rojo las moras blancas del árbol.
En ese momento, Tisbe, temblando pero no queriendo defraudar a su amado, se acercó con precaución y buscó ansiosa al joven , deseosa de contarle el peligro del que había escapado. Cuando llegó al lugar vió que el color de las moras era distinto , creyó que se habia equivocado de árbol. Cuando descubrió , retorciéndose en el suelo, un cuerpo que agonizaba.

Tan pronto conoció a su amado, gritó , se golpeó el pecho y abrazó su cuerpo. Llamó a Píramo y cuando este la escuchó habrió los ojos pero luego los cerró. Ella vio su velo manchado de sangre y la vaina de la espada vacía.

Tisbe :  "Has muerto por tu mano y por causa mía" , yo también puedo ser valiente y mi amor es tan fuerte como el tuyo. Te seguiré y la muerte, la única que podía separarnos , no evitará que me reúna contigo. Puesto que el amor y la muerte nos han unido , permitid que reposemos en una sola tumba. Que tus frutos. árbol, conserven siempre la marca de nuestra sangre y sirva para recordarnos".

Tras decir esto . cogió la espada de su amado , la colocó bajo su pecho y se lanzó sobre ella que todavía estaba tibia de muerte, y allí, abrazada a su amado , murió.








domingo, 4 de marzo de 2012

DIANA Y ACTEÓN

Acteón era hijo del dios cazador Aristeo y de Autónoe. El sabio centauro lo educó e hizo de él un vigoroso cazador. En una jornada de caza, al medio día, convocó Acteón a sus camaradas y les dijo: "La jornada nos ha dado suficiente botín; descansemos un rato a la sombra". A poca distancia, había un valle poblado de abetos, y oculta en el valle, se habría una gruta rodeada de árboles. Era allí donde Artemis,fatigada por la caza acudía a bañarse. Se hallaba en la gruta, rodeada de las ninfas, sus criadas. Las doncellas llenaban de agua las ánforas para rociar con ella a su señora.
En tanto que la diosa se recreaba en su acostumbrado baño, Acteón se aproxima con paso despreocupado: Un destino fatal le guiaba por el bosque sagrado a la gruta de Artemis. Al ver las ninfas aquel hombre, se apiñaron gritando en torno a su señora con el fin de cubrirla con sus cuerpos, pero la diosa la sobrepasaba en toda la altura de la cabeza: El rostro abrasado por la ira y el pudor, clavó la mirada en el intruso, el cual permanecía sorprendido y deslumbrado ante tal maravillosa aparición.¡Desgraciado! La diosa se inclinó a un lado, roció la cara y el cabello del jóven al tiempo que exclamaba con amenazadora voz: ¡Ve y cuenta, si puedes, a los humanos lo que has visto!.
El jóven salió huyendo. El desventurado, no sabía que una cornamenta brotaba de su cráneo, el cuello se le alargaba, las orejas se le afilaban, los brazos se le convertían en patas, en pezuñas las manos. Cubríale ya los miembros una piel abigarrada; no era humano, la diosa lo había transformado en ciervo. En el curso de su vida, vió su imagen en el cristal del agua: Quiso gritar, pero su boca permaneció muda, ni una palabra salió del gimiente pecho.
Sólo le quedaban el corazón y la antigua inteligencia. Mientras luchaban así en él el temor y la vergüenza, le avistaron sus perros. De repente, toda la jauría se lanzó contra el falso ciervo. En aquel momento, llegaron sus compañeros, atraídos por el estrépito de los perros, y con el grito habitual empezaron a cruzar la furiosa jauría a tiempo que llamaban a su señor, a quien creían lejos del sitio.
Después de aquel horrible fin de Acteón, sus perros hecharon de menos a su amo; andubieron buscándolo por todas partes. Éste había modelado con bronce una estatua del desventurado mozo y al descrubrirla se lanzaron sobre el metal y le lamieron manos y pies, mostrando tanta alegría como si verdaderamente le hubiesen dado con su verdadero señor.